DESEOS EN EL HAMMAN.
(Relato erótico)
Las tres mujeres jóvenes aguardan, relajadas y
despreocupadas, sentadas en la sala de espera de hamman “Al Andalus”, a que la
dueña del local aparezca para ofrecerles y tomar con ellas un té de flores de
jazmín, como es la costumbre. Acaban de experimentar la combinación perfecta de
un baño caliente y otro frío que este tipo de locales ofrece a su clientela.
Después, tumbadas en la camilla y cubiertas solo por una sábana blanca,
caliente y envolvente, han disfrutado del masaje corporal que manos expertas y
dispuestas a dar placer deshaciendo los nudos de la estresada espalda, y
después, amasando rigideces subiendo por la parte interior de los muslos hasta
llegar solo justo a la frontera que marca el límite de la intimidad. Quizás las
tres hubieran querido que los masajistas transgredieran la ley de la frontera
que pasa de lo terapéutico al ejercicio de excitación con el solo roce de la
mano hábil y sutil. Quizás entonces se hubieran dejado llevar por el disfrute o
quizás, quién sabe, hubieran opuesto resistencia apretando sus muslos,
contrayendo otra vez los nudos de la espalda que acababan de desatar. Como si
de la interpretación de una misma sinfonía se tratase, los tres jóvenes
masajistas vierten aceite sobre sus manos, la calientan frotando una palma con
la otra y al unísono la extiende por los cuerpos ardientes de sus clientas que
se desperezan de un relajamiento total sin final feliz.
La dueña del Hamman
ha hecho su aparición en la sala. Se sienta junto a ellas y ensaya un cruce de
pierna a lo Sharon Stone. El humeante té de flores de jazmín se mezcla con el
humo de su cigarrillo mentolado.
María J. LLanos
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