A LAS OCHO EN EL BALCÓN.

DÍA 14 DE ABRIL.

TRIGÉSIMO  PRIMER DÍA DE ENCIERRO. EL ÁNIMO NO NOS FALTA, ASÍ QUE VAMOS A POR ÉL.

HOY VOY A PONER UN POCO DE HUMOR A ESTE MAL TIEMPO.



 

A LAS OCHO EN EL BALCÓN.


Mira que te lo dije, Juan, que te fueras a comprar los rollos de papel, que se iban a acabar, que lo estaba yo viendo en la tele, que había unas australianas dándose mojicones por ver quien se llevaba el último paquete. Y tú, que no, que ya habría tiempo, que aquí no pasaba eso. Y ahora mira, aquí me tienes, como si no tuviera otra cosa en qué entretenerme, haciendo cuadritos a los folletos del Lidl y el Carrefour, para que tú te limpies el culo. Y todo por tu cabezonería y tu falta de arranque, que te dejaste quitar de las manos el paquete cuando casi ya lo tenías en el carro. Que, pobrecita, que era una señora mayor –decías. ¡Qué mayor ni qué menor! El paquete lo tenías tú, ¿no? Pues era tuyo. En esta crisis no se puede ir de buen samaritano, porque luego, pasa lo que pasa.
 ¡Vaya espíritu que tienes! ¡Míralo cómo sale al salón! Como un Adán. ¡Ten un poco de decencia, hombre!
Ya estás quitándote ese pijama y dándote un agua. Y ponte el chándal nuevo que a las ocho hay que salir al balcón y tienes que estar presentable, que, con el cambio de hora, hoy tendremos más luz y nos veremos muy bien los unos a los otros.
Fíjate en mí. Hoy hasta me he pintado la raya del ojo y me he puesto carmín en los labios, y lo mismo me pongo luego la falda rosa que tengo sin estrenar, así, cuando cantemos el “Resistiré,” se bamboleará al viento como una bandera.

-         - ¡Y qué más dará mujer!
-        -  ¿Cómo que qué más dará? ¡Para ti está siempre todo bien! Así te estás poniendo, como un budita feliz, con ese cuajo que te gastas. ¡No sé cómo no te aburres de estar ahí todo el día despanzurrado en el sillón con el mando de la tele!

-        _  A ver, si tu no me dejas tocar nada.

-        _ No me dejas, no me dejas… 
¿A ver, te quito yo que te levantes a las 9 de la mañana y me acompañes a hacer gimnasia con las cachas de la 2? No, no te lo quito. ¿Y la zumba de las 12? ¿Y el Pilates de la 1? Porque anda que no hay cosas que hacer. ¡Mírame a mí! Yo no paro en todo el día, que me faltan horas, que esto es un estrés, que como no termine pronto el confinamiento se van a quedar los armarios tiritando y Cáritas bien contenta. Y luego atender a los WhatsApp y mirar y reenviar los vídeos, que tengo ya el dedo tonto. Ah! Y dar los buenos días y las buenas noches en todos los chats porque si no te ponen falta y piensas que eres una estirada.  ¿Y los suelos? ¿Qué me dices de estos suelos? En mi vida los he tenido yo tan brillantes…

 Venga, métete los jarapales y termina de peinarte que va a hacerte una vídeo llamada tu nieto y no quiero que te vea como un pordiosero.

-¡Míralo! ¡Ponte derecho, hombre y alegra ese semblante, que parece que estés deprimido!

-        -  Deprimido, no. Lo que estoy es triste y agobiado. Este encierro va a acabar conmigo. ¡Si al menos tuviéramos un perro!

- ¡Un perro dice! ¡Anda! A mí no me vengas con tonterías, ¿eh? Que te mando todos los días a la compra y allá te la apañes tú solito con el bicho.

María j. Llanos




Comentarios

Entradas populares de este blog

ENLAZADA EN LA LUZ DE TUS POEMAS

DE HÉROES Y HEROÍNAS